El gobernador no se tomó con el mejor humor las últimas apariciones públicas del diputado, que en los últimos días se aumentó el sueldo y financió asados para la militancia.
El año nuevo no podría haber empezado peor para el gobernador Gustavo Bordet, que en los últimos días intentó desconectarse un poco del armado del 2023 y disfrutar con la familia, aunque un mal trago acabó por interrumpir ese anhelo. En los últimos días, su delfín Ángel Giano tuvo decisiones erráticas que le costaron la tranquilidad a Bordet: en primer lugar el aumento desmedido de la dieta de los diputados (casi 1 millón y medio de pesos) y en segundo lugar los asados millonarios pagados en los clubes Ferrocarril y San Martín.
Tampoco fueron fáciles estos días para el equipo de trabajo del gobernador, que tampoco pudo descansar y hasta debió redoblar esfuerzos para contener el malestar del mandamás del peronismo entrerriano: «Está fundido y ahora encima molesto, lo que significa que no podés relajar», dicen desde su equipo de prensa.
Todavía calculando la mejor jugada para las elecciones de este año, Bordet se mostró muy decepcionado por no poder ni siquiera controlar la situación aquí, en su ciudad. Tanto es así que incluso está pensando en «bajar» a Concordia y volver a la intendencia, ¿los días contados para la candidatura de Giano?