Milei, el emergente perfecto para el país de los 20 millones de pobres

Margarita Barrientos, oriunda de Añatuya, Santiago del Estero, una de las provincias más empobrecidas de Argentina, es una figura que ha desafiado la adversidad desde temprana edad. Tras perder a su madre en la adolescencia y ser abandonada por su padre, Margarita se trasladó a Buenos Aires, donde se casó, tuvo nueve hijos y fundó un comedor en Villa Soldati cuando la pobreza comenzó a afectar profundamente al país, conocido por su producción de soja, trigo, maíz y shale gas en Vaca Muerta.

Durante el año pasado, el comedor de Margarita, ubicado en Los Piletones, alimentaba a alrededor de 2,000 argentinos al día, brindándoles desayuno, almuerzo y merienda. Con el tiempo, la cantidad de personas que acudían al comedor aumentó a 3,700 diariamente en los últimos meses. Además de la comida, Margarita también ayuda a proporcionar zapatillas usadas, ropa y útiles escolares a los niños.

Entre los comensales, se encuentran personas de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, provenientes de lugares como Grand Bourg, González Catán y Quilmes. Muchos de ellos llevan a sus hijos a comer, pero les lleva tiempo vencer la vergüenza antes de sentarse a las mesas del comedor. Cuando el hambre es insoportable, finalmente se sienten obligados a comer, algunos incluso lloran, porque aunque tienen trabajo, en su mayoría empleos informales o trabajos temporales, el dinero no les alcanza. Estas personas no reciben asistencia a través de planes sociales, son los argentinos que se han caído del sistema, aquellos que antes podían mantener a sus familias pero ahora no lo logran.

Los datos del INDEC publicados recientemente indican que la pobreza en Argentina alcanzó un 41.5% en el segundo trimestre de este año, superando el 40% de promedio anual en 2023. Este porcentaje no incluye a los argentinos que reciben planes sociales; de lo contrario, la cifra de pobres superaría el 50%. La cantidad de argentinos pobres sin subsidios llegó a 18.5 millones a finales de junio. Entre los más afectados se encuentran los trabajadores registrados, los no registrados y los trabajadores por cuenta propia, un reflejo casi perfecto de aquellos que acuden al Comedor Los Piletones: personas con empleos pero sin suficiente dinero para satisfacer sus necesidades básicas, vestirse, educarse o mantenerse saludables.

Esta situación refleja la tragedia de Argentina en la actualidad, un país que ha estado empobreciéndose continuamente durante medio siglo. Este deterioro se observa en la inflación, la devaluación del peso y la discusión sobre medidas económicas como la dolarización. Sorprendentemente, el gobierno y gran parte de la clase política no han encontrado una solución efectiva para abordar esta problemática.

Sin embargo, el descontento social y el éxito político de Javier Milei, el candidato de La Libertad Avanza, se explican en parte por la situación de pobreza que afecta a millones de argentinos. Milei ha convencido a muchos de que la culpa del fracaso económico recae en los líderes políticos, empresarios, economistas y periodistas, a quienes agrupa bajo el término «la casta». A pesar de las acusaciones de acuerdos con el peronismo y Sergio Massa, Milei ha mantenido su apoyo y continúa siendo una figura relevante en la política argentina.

En medio de esta creciente pobreza, Patricia Bullrich busca capitalizar el impulso generado por las victorias de Juntos por el Cambio en las elecciones provinciales, con la esperanza de que estos votos se traduzcan en un apoyo nacional.

En 2015, cuando asumió la presidencia, Mauricio Macri pidió que evaluaran su gestión en función de la reducción de la pobreza. A pesar de lograr avances en un principio, al final de su mandato, la pobreza aumentó y ello contribuyó a su derrota en las elecciones presidenciales. Hoy, el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner se enfrenta al desafío de una Argentina con más de veinte millones de pobres, y las soluciones a esta crisis parecen esquivas. La retórica del Estado presente y los eslóganes vacíos no pueden ocultar la realidad de los argentinos que luchan por conseguir su próxima comida en un país que alguna vez fue considerado el granero del mundo.

FUENTE INFOBAE